Denomino a la III REVOLUCIÓN INDUSTRIAL a un enfoque de futuro que deberíamos hacer desde las comarcas mineras, llegando a ser pioneros en la transición energética y el desarrollo de una economía libre de combustibles fósiles. Esta iniciativa lleva consigo muchas oportunidades, en particular y lo que más nos interesa, son la creación de empleo y el desarrollo económico.
La idea trata de basar la iniciativa en varios pilares energéticos, como la construcción y adaptación de Edificios generadores y almacenadores de energía y redes inteligentes para la distribución de esa energía. Con este ejemplo quiero comentar que nuestros concejos tienen multitud de posibilidades de generación de empleo, que llamamos verde.
La necesidad es la de embarcarse en un proceso de innovaciones potenciales territoriales, de eficiencia energética, el desarrollo económico y la creación de empleo pero empezando a nivel local para luego ir ampliando a nivel autonómico. Debemos “Reinventar” la movilidad de las personas en las ciudades y conseguir un fiel compromiso desde las Administraciones para apoyar el nuevo modelo económico que consiste en la transición de la dependencia fósil en nuestras ciudades por sistemas nuevos de energía totalmente renovables, sin olvidarnos de la Bio-Construcción.
Para que todo esto comienze a dar sus frutos debemos comenzar a escribir un nuevo libro en blanco e ir apuntando los elementos que explican la resistencia al cambio. Habrá que tener en cuenta la dificultad específica para capitalizar estas experiencias. Se que todo puede parecer una visión teórica de los fundamentos de los que hablo, pero soy consciente y humilde en los cambios que hay que dar porque se que la tarea es profunda.
La base está en el cambio de mentalidad política, en una reconstrucción de la acción. La reforma llevará seguro confrontaciones ideológicas pero no hay que subestimar la implementación experimental de los funcionarios electos locales. Los enfoques tienen mucho de práctico y se puede trabajar desde una postura abierta fuera y más allá de las divisiones políticas habituales. Se que no es cómodo trabajar así, pero debemos sumar a los habitantes como actores principales del proceso de cambio, pudiendo abrirse un nuevo colectivo de funcionarios, ciudadanxs y asociaciones. Tenemos un problema en la cultura organizacional, también existe problemas da autoritarismos y la forma de ejercer de líderes. Es necesaria una renovación de pensamiento y práctica.
Nuestra mentalidad “verde” no solo sirve para analizar la situación del planeta y la evolución del mundo ni tan solo para desarrollar un proyecto alternativo sostenible. Nuestra mentalidad también sirve y es necesaria para proporcionar respuestas que también son correctas, no solo llevamos o traemos “malas noticias”, también damos titulares de sueños y transformación real de la sociedad. Nuestra política “verde” sirve para comenzar la III Revolución Industrial y confiamos en nuestros impuestos locales para hacer frente a las operaciones, frente a la búsqueda de soluciones con éxito o con errores bajo la experimentación, la evaluación y la generalización.
El cambio en las cuencas debe ser un cambio con sentido, impulsado por métodos que tengan sentido. Para ello tenemos métodos innovadores: La atención, el respeto y la escucha de funcionarios, usuarios, ciudadanxs y la creación de redes, la apertura más allá de las etiquetas y sobre todo el intercambio de conocimientos.
Entre la teoría y la práctica, entre los pioneros y los gestores, los puntos de paso deben ser inventados. Llevamos 20 años de retraso, lo local es la clave para salir del estancamiento que está sufriendo nuestra democracia y el futuro de nuestra continuidad.
